El P. Faustino Míguez, urgido por el Espíritu y movido por el amor, se siente llamado a hacer presente la Buena Nueva del Evangelio entre la mujer marginada a nivel educativo, en concreto en la sociedad de Sanlúcar de Barrameda.Es este mismo Espíritu quien le concede ojos de profeta para captar la situación de abandono e ignorancia de la mujer, así como para descubrir la necesidad que tiene de alguien que le guíe desde la infancia por el camino de la promoción humana y cristiana.Muy dentro del Beato Faustino Míguez resuena la importancia de la mujer en el hogar: « …de estas almas, de esas heroínas que también se forman en el hogar doméstico cuando la madre es lo que debe ser y desempeña en aquel las funciones de apóstol que le corresponden, y también en la sociedad: […] hacerlas buenas cristianas y miembros útiles de la sociedad de que deben formar un día la parte más interesante».El carisma de fundación que recibe le lleva a leer, desde el Evangelio, esta marginación que sufre la mujer y a dar respuesta a esta necesidad en un servicio incondicional de caridad. Surge así la Congregación de Hijas de la Divina Pastora, cuyo objeto concreta el P. Faustino en las Bases de la misma: buscar almas y encaminarlas a Dios por todos los medios que estén al alcance de la caridad.
Religiosas Calasancias Las Religiosas Calasancias convocadas por el Espíritu y el carisma fundacional, viven su respuesta a la llamada de Dios como miembros de una familia, sienten un profundo amor a la Iglesia, trabajan por la expansión del Reino y permanecen disponibles para ser testigos del Resucitado en cualquier parte del mundo. El objeto de la Congregación es: buscar almas y encaminarlas a Dios, por todos los medios que están al alcance de la caridad. Por ello las Hijas de la Divina Pastora, animadas de un espíritu apostólico y con una abnegación sin límites, acudirán al socorro de las almas que las necesitaren y la obediencia les indicare, aún con exposición de su misma vida, sin más armas que la caridad, ni otro móvil que el de la gloria de Dios y el de la salvación propia y ajena».La sublime misión de la educación, tan vasta como difícil, es el humilde servicio de la Religiosa Calasancia a la construcción del Reino. Ella se entrega cada dia con amor para conducir a los «pequeños» y sencillos hasta Dios, y trabaja por ellos con un amor sin límites hasta ganarlos para Jesucristo…Camino, Verdad y Vida.Así se configura como persona en una constante actitud de búsqueda, de salida hacia sus hermanos «necesitados», a los que acoge y de los que es «acompañante» en el camino de la realización humano-cristiana. Ella siempre en camino, itinerante hacia Dios, recorre la senda al mismo tiempo que encamina y acompaña.Desde su identidad espiritual apostólica, la Hija de la Divina Pastora:
Fuente: Instituto Calasancio.